viernes, 1 de abril de 2011
ANGIOGRAFÍA
La angiografía es un examen médico apenas invasivo que ayuda a los médicos a diagnosticar y a tratar enfermedades. La angiografía utiliza una de las tres tecnologías de diagnóstico por imágenes y, en algunos casos, un material de contraste, para producir imágenes de los principales vasos sanguíneos en todo el cuerpo. La angiografía se realiza mediante: • Rayos X con catéteres • Tomografía computarizada (TC) • Resonancia magnética nuclear (RMN) Durante la angiografía por catéter, un tubo de plástico delgado, llamado catéter, se inserta dentro de una arteria a través de una pequeña incisión en la piel. Una vez que el catéter es guiado hasta el área que se examina (vaso), se inyecta un material de contraste a través del tubo y se obtienen las imágenes mediante una pequeña dosis de radiación ionizante (rayos X). Sin embargo las nuevas técnicas de angiografía digital precisan concentraciones mucho más bajas de contraste porque el vaso se visualiza fácilmente al no superponerse en la imagen el resto de estructuras de la zona examinada. La angiografía digital se basa en la sustracción de determinados componentes de una imagen que dificultan la visualización de estructuras concretas. La introducción de un cambio en ésta, da lugar a una nueva imagen. Ahora, la máscara superpuesta a la imagen permitirá borrar o sustraer todos los elementos de la imagen basal, excepto el nuevo elemento añadido que aparecerá representado en la imagen final. La aplicación de ordenadores a este proceso y el tratamiento en imágenes digitalizadas son la base de la angiografía de sustracción digital (DSA). En la DSA se obtienen imágenes de las estructuras circundantes del sistema vascular e imágenes con un medio de contraste que permite visualizar los vasos. Posteriormente, las estructuras circundantes comunes son eliminadas dejando únicamente la imagen del sistema vascular. El proceso consta básicamente de los siguientes pasos: digitalización de la imagen tomada con un intensificador de la zona estudiada y obtención de la “máscara” (A y B); introducción del medio de contraste, generalmente por vía intravenosa, y obtención de sucesivas y nuevas imágenes que se digitalizan de la llegada de aquél a dicha zona (C); sustracción o resta de los valores digitales de la máscara al contenido de cada una de las imágenes con contraste para conseguir la imagen de los vasos estudiados (D). El mecanismo de mesa facilita la exploración de la cabeza a los pies sin necesidad de movilizar al enfermo. Una característica fundamental es el avanzado sistema de fluoroscopia utilizado, con un intensificador de imagen de gran formato que puede cambiar de posición de arriba abajo, o viceversa, y regular la distancia que le separa del tubo de rayos X. La cadena de imagen parte del intensificador: sistema conversor A/D, memorias de almacenamiento digital de la imagen radioscópica, herramientas para el proceso de imagen digital, monitores de alta definición, etc. La densidad radiológica de los vasos es igual a la de los demás tejidos blandos, por lo que en una placa realizada sin tomar medidas especiales no se ven arterias ni venas. Para poder distinguirlas, se requiere poner en circulación sanguínea una sustancia radioopaca, es decir, el medio de contraste. Aunque existen diversos medios de contraste, regularmente se utiliza uno que no cause toxicidad. La angiografía más habitual es la arteriografía coronaria. Mediante el catéter administramos el contraste en el área que queremos visualizar. Se introduce el catéter por la ingle o el antebrazo y se avanza cuidadosamente por el sistema arterial hasta alcanzar una de las dos arterias coronarias. Las imágenes obtenidas del tránsito del contraste y su distribución junto a la sangre nos permiten visualizar la apertura de las arterias. El diagnóstico de ateroesclerosis o de placas de ateroma mediante esta técnica deberá ser respaldado por otros procedimientos diagnósticos.
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